lunes, 9 de marzo de 2015

El Tuerto Pirón, una historia de bandidos y malhechores

El paso de la Sierra hasta hace relativamente poco tiempo suponía un trance para los viajeros que transitaban los puertos de montaña. Siempre existía el riesgo de sufrir robos o incluso alguna agresión física. La creación de la Guardia Civil en 1844 contribuyó a acabar con los numerosos bandoleros que campaban por la Sierra. Uno de los últimos, protagonista de multitud de leyendas que han pervivido gracias a la tradición oral, fue el llamado Tuerto Pirón. Nuestros alumnos del aula de Iniciales de Rascafría reflejan en esta entrada alguna de los relatos sobre este personaje que han pervivido en dicho municipio.
Asalto de ladrones, Francisco de Goya, 1794
"A mediados del siglo XIX, en un pueblecito segoviano llamado Santo Domingo de Pirón, vivía un chaval llamado Fernando Delgado Sanz que, junto con sus amigos, recorría los pueblos limítrofes y los que separaban Segovia de Madrid haciendo fechorías para divertirse a costa de los demás. En una ocasión se encontraron un pastor en el camino y burlándose de él le espantaron las ovejas con lo que algunas se extraviaron. Otra vez se encontraron un cordero en su camino, lo mataron e invitaron al dueño a comerlo junto a ellos. Así, siguieron divirtiéndose, robando gallinas en otro pueblo y haciendo todo tipo de fechorías. Se sentían orgullosos de este tipo de hazañas, sobre todo Fernando, que al ser corpulento se atrevía a todo, incluso a pelearse con quien le reclamaba los daños. En una de las múltiples peleas que tuvo le dejaron tuerto e incluso tuvo que intervenir la guardia civil en varias ocasiones. No conseguía trabajo debido a su mal comportamiento pero para comer tuvo que seguir delinquiendo. Al final tuvo que huir de la justicia y se fue a esconder a los cerros de Savuca de Alameda y por el puerto de Malagosto que cruzaba de Sotosalvos a Oteruelo y de allí a Rascafría, de mayor población. Aquí encontró refugio en el hueco del tronco del Olmo situado en la Plaza Mayor, un olmo de descomunales dimensiones con cuatro enormes brazos de unos 300 años de antigüedad. Por esta plaza pasaban todos los días los trabajadores de la fábrica, los hacheros, los carboneros y los carreteros que madrugaban para dar de comer a los bueyes y se tomaban el aguardiente en el bar. El Tuerto Pirón, desde su escondite en el tronco del Olmo, se enteraba de toda la información que necesitaba para robar: si habían vendido ganado o cobrado la contada los hacheros, quién iba a ir al molino, etc. También cuenta la leyenda que una madre mandó a su hija al molino con un saco de grano y la advirtió de que no hablara con nadie porque andaba merodeando el Tuerto y la podía robar. Pero el Tuerto le dijo que sólo robaba a los ricos para dárselo a los pobres y le dio una moneda".

2 comentarios:

  1. El mote de tuerto es por una nube en un ojo que tuvo desde niño no por ninguna pelea, la niña del molino era un niño de Sotosalbos.

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