viernes, 23 de enero de 2015

La vida en los pueblos


La vida en los pueblos serranos cambió de forma significativa a raíz del éxodo rural, con el consiguiente abandono de las tareas tradicionales en el campo. Nuestros alumnos recuerdan aquellos años y el duro día a día en el pueblo. Este es uno de los trabajos de nuestros alumnos en el que se relata el calendario agrícola:



Hacia los años cuarenta en adelante hasta los años en que se empezó a emigrar, se vivía del campo y del ganado.

Desde pequeños cada uno ayudaba en la casa, lo que podía. Los hombres a las tareas del campo y las mujeres también ayudaban en el campo, lo que podían, junto a las labores de la casa.

La Siembra se realizaba en Septiembre, a mediados se empezaba a sembrar el centeno y el trigo hasta la primavera que se araba el trigo y se escardaba.

Los hombres en el invierno atendían el ganado, hacían cestas de mimbre, carbón de roble y brezo que se transportaba a Madrid para cocinar y braseros.

Por el mes de Abril, se sembraban los garbanzos y patatas. En el mes de Mayo se transportaban los tomates, repollos, berzas, judías y todas las plantas de los huertos. 

Por el mes de Junio se segaba la hierba, se dejaba secar al Sol y se cargaba en los carros y se llevaba a los pajares para alimentar a los animales en invierno.

Para Julio se empezaba a segar la cebada, el centeno y el trigo con la hoz en la mano derecha y en la izquierda se ponía una zoqueta para proteger la mano y hacer grandes los puñados de mies que se dejaban atravesados en los surcos. Luego, se recogían los puñados, se hacían haces, se ataban con las pajas más largas (haciéndose una cuerda llamada vencejo) poniéndose en fila unas encima de otras (llamado tresnal) en el suelo haciendo una circunferencia, unas encima de otras. Se formaba como un capuchón y así si llovía no se mojaba lo de dentro, era una forma de protegerlo.

Más tarde para echar la Parva se desataban los haces, se desparramaban formando un círculo grande y mientras tanto se preparaban los animales para trillar y así conseguir que la paja quedase pequeña y saliese el grano de las espigas. Luego la Parva se volteaba con la horca para que cuando hiciese aire se pudiera separar el grano de la paja. La paja se llevaba al pajar para los animales y el grano se metía en costales y se llevaba al molino a moler para separar la harina del salvado con el cedazo. El salvado que quedaba se lo comían los animales.


Luisa González

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